En la imagen, los personajes Orphu y Mahnmut de Dan Simmons - por Lostro
Si esperas entenderme, no es
aquí, te has equivocado.
Me ha ocurrido en ocasiones, y
cada vez con más frecuencia, que olvido de un momento a otro de aquello que
estaba diciendo. O que, mientras me habla alguien, yo me evado a ninguna parte y
vuelvo con un: “¿Qué?”
De modo que rápidamente he ido
a buscar un experto en esto que me está ocurriendo. Por supuesto debía ser
alguien que me entienda y me explique aquello que necesito saber y que me
inquieta, unido a la comprensión y la ayuda. De modo que he tecleado en Google “a
veces olvido lo que estoy diciendo”.
He de decir que me ha
decepcionado mucho lo que he leído. Pasando por alto los trolls y los enlaces
que realmente no tienen nada que ver, encontré una página interesante. En ella la
doctora Aliza A. Lifshitz
da una serie de explicaciones probables sobre la pérdida de memoria en personas
no afectadas por la edad. He de hacer un aparte para decir algo sobre la
doctora Aliza. Según su biografía “ha sido la experta en salud de la cadena de
televisión Univisión desde 1988”. Dado que se trata del año en que nací
y que ella parece más joven que yo resulta obvio que aquí pasa algo raro.
Continúo ahora con la
enumeración de posibles causas de las pérdidas de memoria, añadiendo
comentarios.
1) Medicamentos.
No es el caso
2) Alcohol. Apenas
bebo en contadas ocasiones.
3) Tabaco. No
fumo.
4) Drogas. ¿Café
quizás?
5) Falta
de sueño. Dejémoslo en un puede, porque duermo poco y sin constancia pero
me despierto totalmente nuevo madrugando incluso sin despertador.
6) Depresión
y ansiedad. Esto tampoco es.
7) Estrés. Aquí
tenemos el primer candidato serio. Soy de esas personas que si no están
haciendo algo acaban perforándose el estómago de los nervios.
8) Nutrición
deficiente. Sin problema. Me nutro todo lo que puedo.
9) Envejecimiento. De
esto no se libra nadie, pero dado que tengo 25 años (casi 26) esto lo dejamos
en el montón de “probablemente no”.
10) Lesiones
en la cabeza. No se ha dado.
11) Apoplejía (o
accidente cerebrovascular). Y esto tampoco.
12) Demencia. Me
la apunto como “probable” por descarte.
No son pocas las personas que,
a mitad de una conversación, me han tenido que llamar la atención por “no estar
allí”, en ocasiones cuando yo mismo estaba hablando. ¿A cuánta gente le habré
dicho pasados unos segundos de silencio “¿De qué estaba yo hablando?”?
De modo que he seguido dando
vueltas al asunto. Y he sacado dos factores en común:
1) Me
ocurre cuando intento acceder a la memoria.
2) Me
ocurre cuando muchísimas ideas o conceptos hacen tapón.
Por eso he llegado a la
conclusión de que más que un “me he olvidado” lo que tengo es un “necesito más
RAM”. Mi problema es que diverjo demasiado, o, explicado de otro modo, mi
cerebro procrastina todo lo que quiere y más, sin pedir permiso.
En esa línea cada vez que
pienso en las limitaciones de procesamiento de mi cerebro pienso en los “moravecs”. Por supuesto,
criaturas inventadas capaces de ampliar sus cerebros orgánicos con una migaja
de electrónica, lo que les da la oportunidad de estar reparando las velas de un
navío mientras se mantiene una conversación por tensorayo y se recita Shakespeare en línea con un colega (Ilión –
Dan Simmons).
Y qué envidia el poder hacer
eso.
Y a ti, ¿te gustaría poder
leer, hablar y ver una película al mismo tiempo sin dejar nada a medias?
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