Mudanza a Blog de Pensamiento lateral

jueves, 14 de noviembre de 2013

BRECHA DIGITAL

Julia vio a su nieta entrar corriendo por casa. Consiguió interceptarle en el pasillo, tropezando. Alicia le sonrió y le dio un abrazo y un beso, para el que Julia tuvo que agacharse más de lo que hubiese querido. Alicia tenía tan solo cinco años, mientras que su abuela tenía casi noventa.

A los pocos segundos Pablo y Marta hicieron su aparición, considerablemente más fatigados que su hija al subir a un tercer piso. Tras media hora y un café descafeinado desaparecieron por donde habían hecho aparición para acudir al teatro. Julia se encargó de recoger las tazas y fue a buscar a su nieta antes de empezar a preparar la cena.

Alicia seguía sentada donde se había colocado nada más entrar: en el viejo sofá de Eugenio. La abuela contempló a su marido y se preguntó si él habría estado igual de perdido que ella en esta situación. Probablemente sí. Eran dinosaurios para sus nietos. Qué coño, hasta los padres eran dinosaurios para Alicia.

- ¡Mira, abuela! - Alicia mostró la pequeña pantalla que tenía en sus manos. Era evidente el esfuerzo de sujetarla con esas manos tan pequeñas. La abuela acercó la cara a la pantalla al tiempo que se ajustaba las gafas. Un desfile de colores y formas conformaban la pantalla, salpicadas de textos que no alcanzaba a ver antes de que desapareciesen tras formarse. Tras unos segundos en los que su nieta la estuvo contemplando en busca de aprobación, Julia dijo lo único que se le ocurrió que podía tener sentido para tantos colores danzando por la pantalla:

- Muy bonito, cariño, ¿es un juego?
- ¡Claro! - Alicia colocó la pantalla en su regazo y siguió jugando - ¿Ves? Ahora hago...esto. Mira, abuela. - mencionó varias veces el nombre del juego. Probablemente en inglés, porque no he entendido nada, pensó Julia.
- Vaya...lo haces muy bien - tras unos segundos de mirar la pantalla junto a su nieta - ¿Te enciendo la tele mientras hago la cena?
- No, estoy jugando.
- Vale, cariño. Voy a hacer una sopa, que hace frio.

Julia entró en la cocina de nuevo, y pensó:


“Totalmente pérdida, fuera del mundo que ha avanzado sin nosotros. ¿Se sentirán todos los demás igual?”

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